La ruptura de una pareja que no está casada no evita todas las consecuencias de ello y la necesidad de regular las medidas que afectan a los hijos comunes o las cuestiones económicas que pueden afectar a los miembros de la pareja.
Por ello, es importante contar con un asesoramiento previo y personal para conocer las diferentes particularidades legales del caso concreto y ser conocedor de las vías realistas de resolución del conflicto ya sea de mutuo acuerdo o por vía contenciosa.